Por Horacio Verbitsky
El plan de lucha de las cámaras patronales agropecuarias asumió sin disimulo su carácter político. La identificación entre los latifundistas y la Patria propuesta por el presidente de Confederaciones Rurales, Mario Llambías, a sugerencia de una consultora contratada; el tractorazo en el Chaco y la preparación de un acto que se pretende masivo en Rosario nada menos que el 25 de mayo, la contratación de empresas de telemarketing para invitar con grabaciones telefónicas a cacerolear, la presión sobre gobernadores, legisladores e intendentes, las descalificaciones al ex presidente Néstor Kirchner por parte del mismo Llambías y de Eduardo Buzzi, las amenazas e intimaciones a la presidente CFK del energúmeno de Gualeguaychú, el intento de sectorizar la escarapela argentina como estandarte de una facción exceden todo lo concebible en un conflicto sectorial.
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