Se terminó el tiempo de las especulaciones y comenzó la hora de la verdad. A las 18.39, Héctor Baldassi pitó el inicio de una jornada histórica en la cancha de Racing. San Lorenzo y Boca jugaban la segunda fecha del triangular de desempate del Apertura. A todo o nada. Con Tigre expectante y rezando por un triunfo xeneize que lo mantuviera con vida. Y con el campo de juego plagado de figuras, con Santiago Solari de un lado y Juan Román Riquelme del otro.
Esquemas clásicos para ambos, sin grandes ausentes. Russo eligió el rendidor 4-4-2, con Adrián González y Aureliano en los laterales, Aguirre y Bianchi como centrales, Ledesma y el Chaco Torres en la contención, y Solari y Barrientos en la creación, más Bergessio y Silvera arriba. Ischia tampoco sorprendió con su 4-3-1-2. Posiciones similares: Ibarra y morel, Cáceres y Forlín en la defensa; Dátolo por afuera, Vargas para ayudar a Battaglia; Riquelme el eje y dueño del equipo y Figueroa y Viatri adelante.