sábado, 29 de noviembre de 2008

Adiós al cariño y a la fortaleza

Era una figura emblemática de los derechos humanos de Rosario. Tenía 83 años y era hija de un anarquista. Recuperó a su nieta, Ximena Vicario, en los ’80 y tuvo que pelear por ello contra los medios de comunicación.

Por Sonia Tessa

Desde Rosario

La histórica militante de Abuelas de Plaza 25 de Mayo Darwinia Gallichio murió ayer a la madrugada, en el Hospital Italiano, donde estaba internada por un problema cardíaco. Es difícil escribir la despedida a una de las figuras más simbólicas de los derechos humanos en Rosario. Durante más de 30 años, su presencia en la plaza para la ronda de los jueves fue “una cita de honor” y más de una vez se dio el alta de prepo en el sanatorio para llegar al lugar porque consideraba que era como estar con su hija. Stella Maris fue secuestrada el 5 de febrero de 1977, junto a su pareja, Juan Carlos Vicario. Con apenas un año, la hija de estos jóvenes, Ximena, fue abandonada por sus captores en la Casa Cuna de Buenos Aires, donde la apropió una hematóloga, Susana Siciliano. Darwinia encontró a su nieta cuando tenía ocho años, en 1983, pero debió esperar cinco años para recuperarla. Fue muy difícil y también trabajoso lograr que le restituyeran a la niña su verdadera identidad. La Justicia equiparó sus derechos como abuela biológica con los de la apropiadora. Contra esa Justicia y muchos medios de comunicación luchó como una leona. En los últimos años hablaba del cariño que había sabido construir con su nieta. Y de la fortaleza que había adquirido en la pelea contra los poderosos de todo tipo. Ayer, a los 83 años, terminó su vida, pero no se apagó su luz.

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