domingo, 13 de julio de 2008

Cien años después

Hasta fin de mes puede verse una muestra de fotos que visibiliza a las inmigrantes italianas que, a la sombra de algún varón, desembarcaron aquí hace 100 años. Un recorrido que se empeña en cerrar el círculo con tantas mujeres que hoy buscan en itinerarios inversos –diseñados por sí mismas, sin que sobre ellas se proyecte más sombra que la expulsión de los países de destino– un futuro posible para ellas y sus familias.

Por María Mansilla

¿Por qué Calle 13? ¿Por qué no suena, mejor, otra música? Una cancioneta, una tarantela. ¿Será que sintonizaron una FM cualquiera? Qué hace, si no, el reguetón en un agasajo como éste, la muestra Miradas de luz dedicada a las “protagonistas de la aventura que fue la inmigración italiana en la Argentina desde mediados del siglo XIX, a ellas que no siempre decidieron y cuya condición hacía que estuvieran relegadas a segundo plano”. Esto se lee al entrar al salón de exposiciones Corporación Buenos Aires Sur ubicado bajo la autopista, Bolívar 1268, San Telmo.

Entre 1870 y 1950 llegaron a nuestro país 2.500.000 italianos: 500.000 eran mujeres. En 1914 casi el 30 por ciento de la población argentina era extranjera; ellas pronto fueron el 10 por ciento de la población femenina porteña. Casi nunca viajaban solas. Venían como hermanas, hijas, esposas, incluso prometidas: llamadas luego de casarse mediante un poder. “Vinimos con necesidad de progreso, de dejar atrás años de inestabilidad –dijo María Herminia Mónaca Alesina de Rizzoti, una de las protagonistas de esta aventura oceánica, según el libro Mujeres Inmigrantes: Historias de vida–. Estábamos dispuestos a alcanzar esta tierra de la que se hablaba en Italia como de promisión y trabajo.”

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