No ha gastado 150.000 euros en viajes en aviones privados, ni 183.000 euros en protocolo. No llegó a la política mediante el voto de una tránsfuga que ha venido cobrando desde entonces y desde el consistorio un sueldo fantasma. No ha encontrado una empresa pública con un déficit de 200 millones de pesetas y en un año lo ha elevado a 18.000 millones. No se ha desplazado a París en avión privado, para incluir en su cuenta de gastos 150.000 pesetas por una estancia de tres horas (¿siesta o sexo?) en el Ritz. No ha exigido que le montaran, cerca de su despacho oficial, un gimnasio completo, con jacuzzi incluido, ni que nombren a su entrenador personal, por libre designación, técnico de programas de deporte de elite, con la exclusiva función de mantenerla en forma y acompañarla en viajes.
martes, 8 de abril de 2008
Esa Soraya
07 de Abril de 2008 | Lucía Etxebarria
No ha gastado 150.000 euros en viajes en aviones privados, ni 183.000 euros en protocolo. No llegó a la política mediante el voto de una tránsfuga que ha venido cobrando desde entonces y desde el consistorio un sueldo fantasma. No ha encontrado una empresa pública con un déficit de 200 millones de pesetas y en un año lo ha elevado a 18.000 millones. No se ha desplazado a París en avión privado, para incluir en su cuenta de gastos 150.000 pesetas por una estancia de tres horas (¿siesta o sexo?) en el Ritz. No ha exigido que le montaran, cerca de su despacho oficial, un gimnasio completo, con jacuzzi incluido, ni que nombren a su entrenador personal, por libre designación, técnico de programas de deporte de elite, con la exclusiva función de mantenerla en forma y acompañarla en viajes.
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No ha gastado 150.000 euros en viajes en aviones privados, ni 183.000 euros en protocolo. No llegó a la política mediante el voto de una tránsfuga que ha venido cobrando desde entonces y desde el consistorio un sueldo fantasma. No ha encontrado una empresa pública con un déficit de 200 millones de pesetas y en un año lo ha elevado a 18.000 millones. No se ha desplazado a París en avión privado, para incluir en su cuenta de gastos 150.000 pesetas por una estancia de tres horas (¿siesta o sexo?) en el Ritz. No ha exigido que le montaran, cerca de su despacho oficial, un gimnasio completo, con jacuzzi incluido, ni que nombren a su entrenador personal, por libre designación, técnico de programas de deporte de elite, con la exclusiva función de mantenerla en forma y acompañarla en viajes.
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