lunes, 18 de febrero de 2008

Malas costumbres

Javier Pradera 17/02/2008

Incorporadas hace diez días a la agenda electoral por Rajoy, la inmigración y la seguridad ciudadana han pasado a ocupar el lugar central de la propaganda del PP. Su marginación de la campaña sería inaceptable en términos democráticos: sin renunciar a la crítica de la demagogia populista, los socialistas tendrán que ofrecer sus propios diagnósticos y respuestas. La demanda laboral de una economía próspera y la ampliación de la Unión Europea han cambiado la dirección y acelerado el ritmo de los movimientos poblacionales en España -de la emigración a la inmigración- desde hace una década. Los europeos comunitarios y los extranjeros procedentes sobre todo de América Latina, el Magreb y el África subsahariana ascienden a 4,5 millones y representan casi el 10% de la población española. Pese a las regularizaciones llevadas a cabo por los Gobiernos de Aznar y Zapatero, un número indeterminado de inmigrantes -más de un millón, según Rajoy, y 300.000, según el ministro de Trabajo- no tienen su documentación en regla.

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