JOAN LACOMBA 31/03/2008
Va ser a realmente difícil establecer con precisión cuál ha sido el efecto final de la entrada de la inmigración en campaña electoral en el resultado de las elecciones del 9 de marzo. En términos generales, la derrota del Partido Popular (pese a su incremento en el número de diputados) podría hacer pensar en primera instancia en el fracaso del uso político de la inmigración. Igualmente, la victoria del Partido Socialista (con mejora también de resultados) podría ser interpretada apresuradamente como el éxito de la estrategia del Gobierno en esta materia. Sin embargo, ni una ni otra cosa parecen confirmarse plenamente, y es muy posible que el tema de la inmigración no haya condicionado finalmente demasiados votos, pero sí ahondado un clima que podría pasar factura en el futuro. De todos modos, habrá que ver con detalle qué ha ocurrido en las grandes ciudades y barrios con presencias importantes de población inmigrante, y si allí ha habido un cambio significativo en el voto, aunque será muy complicado aislar la variable migratoria del efecto de los otros muchos temas sensibles que se emplearon en las elecciones como arma arrojadiza.
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